No es fácil saber desde el principio qué productos de alimentación se adaptan mejor a las necesidades de nuestro bebé. Por un lado, siempre tratamos de darles la mejor opción que encontremos para su correcto desarrollo, además de evitar que el bebé sufra secuelas de una alimentación deficiente. Tenemos  que cuidar al máximo la alimentación infantil de nuestros pequeños.   Lo ideal es consultar, siempre que nos sea posible, con nuestro pediatra. Nos va a ir dando pautas para introducir nuevos alimentos como frutas y verduras en la dieta de nuestro bebé. Lo habitual es empezar a consumirlas en forma de puré a los cuatro meses de vida.   Hace ya años que la línea de productos 100% ecológicos cada vez es más extensa y facilita enormemente educar a los niños hacia el consumo de productos naturales, los cuales a parte de ser muy sabrosos, son obtenidos a través de técnicas respetuosas con el planeta.   Hoy en día ya son muchas las familias que deciden introducir estos productos en las dietas de los más pequeños debido a sus numerosos beneficios. Definitivamente, la alimentación ecológica supone un plus para los más pequeños. Este tipo de alimentos, elaborados de forma natural, prescindiendo de plaguicidas, conservantes, químicos, azúcares añadidos o transgénicos, ayuda a tu bebé a crecer sano y fuerte. Es importante también tener en cuenta detalles como que los potitos de fruta, platos y zumos estén siempre producidos sin azúcares añadidos o sin sal añadida y sin espesante.   Es la forma más natural de evitar los tóxicos a los que muchas veces los recién nacidos se ven sometidos, pues se encuentran en alimentos muy comunes. Los bebés son extremadamente sensibles, sobre todo a la hora de eliminar de su organismo sustancias nocivas. Muchos bebés con alergias han logrado mejorar basando su alimentación en productos ecológicos.