Los primeros pasos son todo un adelanto en el crecimiento del bebé puesto que marcan el comienzo de una nueva etapa en la cual explorarán el mundo desde otra perspectiva.
Para los padres también es todo un acontecimiento. Por un lado se sienten orgullosos de que su pequeño consiga mantener el equilibrio sobre sus dos pies, mientras que por otro surge la preocupación por los peligros que supone esta nueva forma de desplazamiento.
El gateo es el paso anterior natural al ponerse de pie, pero algunos niños lo pasan por alto. Es una etapa evolutiva muy beneficiosa para el bebé, por lo que no se recomienda apresurarse a poner de pie al niño.
Dar los primeros pasos no significa comenzar a andar. Al principio el bebé buscará el apoyo en diferentes objetos para poder andar distancias muy cortas. Irá haciendo distancias más largas a medida que vaya cogiendo confianza. Lo mismo si le extendemos los brazos, andará unos pasitos hacia vosotros creando un momento inolvidable para los padres, aunque pueden pasar varias semanas hasta que el niño consiga caminar sin ayuda.
El ritmo de cada bebé depende de muchos factores y de cada niño por lo que mientras algunos comienzan a andar a los 9 meses otros no lo hacen hasta los 15 meses.
El momento en que el bebé comience a andar está condicionado por varios factores. El genético, aunque no determinante, el estado físico del bebé, inquietudes y posibilidades que le demos para moverse. Por ejemplo; un bebé que se siente cómodo dentro de su entorno gateando tardará más en dar el paso de estar erguido mientras que otro con mayores inquietudes tardará algo menos.
Existen algunos ejercicios que pueden estimular los primeros pasos de nuestro peque y ayudarlo a dar sus primeros pasos con confianza cuando haya llegado su momento.
Algunos de ellos son:
En el momento en el que el bebé comience a mostrar interés para comenzar a levantarse es fundamental extremar las medidas de seguridad en casa para que pueda experimentar a sus anchas sin ningún peligro. Debemos proteger las esquinas de las mesas, quitar adornos delicados, tapar enchufes, poner en alto artículos de limpieza, poner cierre de seguridad en puertas y cajones, tener especial cuidado con las escaleras, etc.
Son precauciones similares como cuando comenzó a gatear, pero teniendo en cuenta que ahora puede llegar a más sitios que antes y con mayor rapidez. Lo ideal es que lo hagan descalzos, pero eso no siempre es posible, así que el calzado debe de proteger el pie y proporcionar equilibrio y estabilidad. Para ello los mejores son los que tienen suelas flexibles y permiten libertad de movimientos.
Por todo ello, si tu bebé está en esta maravillosa etapa de sus primeros pasos es importante no quitarle los ojos de encima y que ser conscientes de que habrá tropezones y caídas. Son parte del aprendizaje, así que… ¡Suerte!